23.7.09

Get up off the floor and Try.

Hold my self...
Who else will?
Please be still...



H se comía las uñas (una lástima, le había costado tanto hacerlas crecer y ahora eran un desastre de nuevo) mientras pensaba en F. H sabía que F estaba seguro de que todo iba a salir bien, y de hecho, en el fondo H también lo pensaba así, pero después de todo lo que había pasado, H no podía evitar tener miedo y nervios. H hablaba con M sobre los problemas de M, y con E sobre los problemas de E, de M, y de quién sabe cuántos más. Pero H intentaba evitar hablar sobre sus propios problemas, para poder ayudar a los demás, porque a través de la pantalla M no podía saber que las manos de H temblaban al teclear las respuestas, y H era lo suficientemente buena disimulando como para que E, aunque se diera cuenta, no la atosigara con preguntas incómodas. Aún así, H le contó a G parte de lo que le pasaba, pero no por completo, porque no quería que G emitiera juicio sobre F. Pero G no dijo nada que ayudara a que H se calmara, aunque tampoco aumentó sus nervios, como si eso fuera posible, pensó. Desde lejos también le hablaba L, contándole todas las cosas interesantes, y las no tanto también, que le pasaban en C, y tirando comentarios sarcásticos sobre lo que tenía preocupada a H, aunque indirectamente, puesto que L no sabía lo que le pasa a H, y H no quería arruinar su felicidad contándoselo. Y entonces H le habló a T sabiendo que T estaba mal, y le intentó levantar el ánimo mientras el suyo propio decaía cada vez más.
Y de repente, todo en lo que podía pensar H era F, F, y más F. Y lo amaba, y lo extrañaba, y se estaba muriendo de un ataque de pánico cuando le dijo que ya estaba mejor para que F se vaya a dormir. Y se quedó sola en su cuarto frío temblando, mientras intentaba huir de sus pensamientos, a la vez que no quería, porque además de ser lo que la perturbaba, no había mayor felicidad que F, F, y más F.
Pero para cuando H habló con P, ya estaba evadiéndose y luchando por mantenerse despierta, y actuó como una idiota al contarle cuán bien iba todo.
Y para cualquiera eso, la mezcla entre el cansancio, la evasión y la idiotez, es fácilmente confundible con la felicidad.

Para cualquiera menos para H, que seguía mordiéndose las uñas mientras lentamente se quedaba dormida. El fuego ardía suavemente, las luces tenues iluminaban la lluvia en su ventana, y al arrullo del ronroneo del felino en su regazo, finalmente se rindió.

Y entonces, H soñó.

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